día 1

cómo escuchar lo inaudible, no únicamente aquello que nos interpela, sonando o no, sino precisamente aquello que posee la potencialidad de ser escuchado en la inclusión horizontal de su silencio y el propio.

Aquello que surgió de este proceso de escucha de un inaudible es una consecuencia en línea con esa cuestión inevitable que sería, precisamente, escuchar. “Escuchar es estar tendido hacia un sentido posible y, en consecuencia, no inmediatamente accesible”, escribe Nancy en su texto A la escucha. En efecto, la escucha es, en tanto un estar tendido, un permanecer envuelto en una posibilidad. Esta frase de Nancy despliega en su antecedente la apertura inevitable contenida en la escucha, allí esa condición de inevitable estaría poniendo a lo sensible a recibir a lo sentido como pura potencialidad y, en consecuencia, abierto a lo completamente extraño. Epitafio ensaya esta paradoja, la de un escuchar a-comprensivamente para lograr abrirse al sentido, lo hace dejando entrar el ruido, saturando la inmediatez de lo escuchado de sus propias posibles versiones.

El resultado, un sonido que se inaudibiliza en el proceso. Lo inaudible surge precisamente allí donde en la escucha se aglutina lo extraño por un exceso de la capacidad del comprender, una suerte de potencia humana que como exceso deviene silencio, no sé nombrar aquello que sucede y entonces salto por encima de ello y logro seguir, ese espacio saltado deviene silencio. Un saltar por sobre lo extraño y un seguir que no es otra cosa que simular la escucha.

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